Don't talk, if you can read; don't read if you can write; don't write if you can think. HANNA ARENDT, Diario filosófico

martes, 2 de marzo de 2010

Invictus

Este poema da nombre a la película que quizá la mayoría no habéis visto. Creo que suscita las mejores emociones que podemos tener los seres humanos, aquellas que necesitamos cuando estamos perdidos y elegimos renacer y no darnos por vencidos. Pertenece a William Ernest Henley, y parece que Mandela lo usó a lo largo de sus veintisiete años de cárcel para mantener su esperanza en pie. He visto hoy la película y no me resisto a ponerlo aquí. Está por toda la Red, pero ahora lo podemos disfrutar y conocer en el blog. Buen provecho.
 
Invictus

Out of the night that covers me,
  Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
  For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
  I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
  My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
  Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
  Finds, and shall find, me unafraid.

It matters not how strait the gate,
  How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
  I am the captain of my soul.


Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

En las feroces garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he gritado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me econtrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.