Simone Weil, filósofa francesa, nace el 3 de febrero de 1909 en París y muere el 24 de agosto de 1943 en Inglaterra. Se educa en el seno de una familia hebrea intelectual y laica. Trabajará con la Resistencia durante la II Guerra Mundial, cuyos escritos tuvieron una influencia especial en el pensamiento social francés e inglés.
Intelectualmente precoz, mostró tempranamente una intensa conciencia social cuando rechazó tomar azúcar a los cinco años porque los soldados franceses que luchaban en la I Guerra Mundial no la podían tomar.
Estudia filosofía y literatura clásica. A los 19 años ingresa, con la calificación más alta, seguida por Simone de Beauvoir, en la Escuela Normal Superior de París. Se gradúa a los 22 años y comienza su carrera docente en diversos liceos. En uno de sus escritos autobiográficos, Simone de Beauvoir comenta sobre ella: “Me intrigaba por su gran reputación de mujer inteligente y audaz. Por ese tiempo, una terrible hambruna había devastado China y me contaron que cuando ella escuchó la noticia lloró. Estas lágrimas motivaron mi respeto, mucho más que sus dotes como filósofa. Envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero”.
Para descubrir los efectos psicológicos del trabajo industrial a los 25 años abandona su carrera docente, para huir de París y durante los años 1934 y 1935, trabaja como obrera en Renault. Allí se da cuenta del embotamiento espiritual que provocan las condiciones de trabajo en sus compañeros. Concluirá que el trabajo manual debe considerarse como el centro de la cultura y sostiene que la separación creciente a lo largo de la historia entre la actividad manual y la actividad intelectual ha sido la causa de la relación de dominio y poder que ejercen los que manejan la palabra sobre los que se ocupan de las cosas.
Pacifista radical, luego sindicalista revolucionaria, finalmente llegará a pensar que sólo es posible un reformismo revolucionario: los pobres están tan explotados que no tienen la fuerza de alzarse contra la opresión y, sin embargo, es absolutamente imprescindible que ellos mismos tomen la responsabilidad de su revolución. Por eso es necesario crear condiciones menos opresivas mediante avances reformistas para facilitar una revolución responsable, menos precipitada y violenta.
Irónicamente, Weil no tuvo formación judía alguna. Sus escritos religiosos son netamente cristianos, si bien sumamente heterodoxos. Su posición frente al judaísmo y a la identidad comunitaria judía es de rechazo explícito y total.
Cuando en 1940 es obligada a huir de París y refugiarse en Marsella, escribe permanentemente para exponer una filosofía que se quiere proyecto de reconciliación (siempre dolorosa) entre la modernidad y la tradición cristiana, tomando como brújula el humanismo griego.
Participó al lado de los republicanos en la Guerra Civil Española. En 1937 tuvo en Solesmes la experiencia mística que la introduciría definitivamente en el pensamiento cristiano. Sin embargo, no adoptará una posición ortodoxa ni complaciente: es una cristiana que plantea preguntas embarazosas a los cristianos y será rechazada por muchos teóricos de la Iglesia que la acusan de no haber comprendido bien la historia de la misma.
Enferma de tuberculosis y muere en 1943 en Inglaterra. Todas sus obras aparecieron después de su muerte, editadas por sus amigos. Desde entonces, ha atraído la atención creciente de literatos, filósofos, teólogos, sociólogos y lectores corrientes por su ética de la autenticidad y la rara combinación de lucidez y honestidad intelectual.
Su obra más famosa es Gravedad y gracia, una recopilación de escritos sociales desde una perspectiva cristiana.
Fuentes: Wikipedia (en español e inglés)
Encyclopædia Britannica 2011
Enciclopedia Enciclonet.