Don't talk, if you can read; don't read if you can write; don't write if you can think. HANNA ARENDT, Diario filosófico

sábado, 14 de mayo de 2011

Hannah Arendt o el estudio de la condición humana

        Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judío, discípula predilecta de Martin Heidegger, es uno de los nombres más importantes del pensamiento en el siglo XX. Su análisis sobre el “totalitarismo” sigue siendo una referencia fundamental y, en muchos aspectos, no ha sido superado.

     Hannah Arendt sostenía que el Estado debe sancionar los crímenes, pero también las mentiras políticas. Es una de las más grandes pensadoras del siglo XX, enormemente influyente en el campo de la filosofía y ciencias políticas. De origen judío nació en Hannover, Alemania, en 1906.
     Fue discípula de Heidegger, Husserl y Jaspers.  Lo másdestacable en su obra es quizá que pensó la política desde la condición humana, mostrando una profunda intuición para lo que podría llamarse "la vida del espíritu", esto es, una enorme sutileza para lo que afecta de verdad al ser humano y le  proporciona su autñentica "calidad de vida".
       Vivió en Alemania hasta 1933 y, en 1941, tras la ocupación alemana de Francia -donde se refugió en un primer momento huyendo de Alemania por su condición de judía-, se estableció en Nueva York. Fue profesora de las Universidades de Berkeley, Princeton, Columbia y Chicago.
      Dividió conscientemente sus actividades entre la filosofía y la teoría política, llegando a adquirir un sólido prestigio tanto en Europa como en América.
       Pensadora audaz, difícilmente encasillable en ninguna escuela filosófica, pero al mismo tiempo capaz de percibir lo que tiene más valor (la vida, la muerte, el absoluto) que se halla en juego en el corazón de las cuestiones históricas y políticas concretas. Dedicó su vida a una reflexión muy profunda sobre el problemático siglo XX.
      Arendt asegura que el fenómeno fundamental del poder no es la instrumentalización de una voluntad ajena para los propios fines, sino la formación de una voluntad común en una comunicación orientada al entendimiento. El poder se deriva básicamente de la capacidad de actuar en común.
       Habermas  la definió como una convencida demócrata radical, su biógrafa Elisabeth Youn-Bruehl  la presentó bajo una fuerte imagen de conservadurismo revolucionario. Lo cierto, es que Arendt era original en materia de pensamiento y nunca quiso abandonar esa condición.
    En 1951 publicó Los orígenes del totalitarismo, quizás su libro más famoso, al que siguieron textos tan fundamentales para el pensamiento contemporáneo como Sobre la revolución (1963), Hombres en tiempos de oscuridad (1968), La condición humana (1969), La vida del espíritu (1971) o la crisis de la República (1972).
    Pasó sus últimos años ejerciendo la enseñanza en la New School for Social Research, murió en 1975. 

El caso Eichmann y la banalidad del mal

     De abril a junio de 1961, Arendt asistió como reportera de la revista The New Yorker al proceso contra Adolf Eichmann en Jerusalén, un nazi acusado de crímenes de guerra. De ahí surgieron inicialmente algunos artículos y después su libro más conocido y más discutido hasta el presente, Eichmann en Jerusalén, con el subtítulo Un informe sobre la banalidad del mal.
      Alrededor de la obra hubo intensas controversias. Sobre todo, la expresión «banalidad» en relación a un asesino en masa fue atacada desde diferentes frentes, entre otros también por Hans Jonas. Raul Hilberg también criticó la idea de la «banalidad del mal».

     Nunca habría asesinado a un superior. No era tonto, sino «simplemente irreflexivo». Esto le habría predestinado para convertirse en uno de los mayores criminales de su época. Esto es «banal», quizás incluso «cómico». No se le puede encontrar profundidades demoníacas, por mucha voluntad que se le ponga. Aun así, no es ordinario, dice en Arendt en el libro.
«Que un tal alejamiento de la realidad e irreflexión en uno puedan generar más desgracias que todos los impulsos malvados intrínsecos del ser humano juntos, eso era de hecho la lección que se podía aprender en Jerusalén. Pero era una lección y no una explicación del fenómeno ni una teoría sobre él.»
       En una carta a Mary McCarthy, Arendt comenta: «[...] la expresión "banalidad del mal" como tal está en contraposición al "mal radical" [Kant] que empleé en el libro sobre el totalitarismo.»
       El tipo de crimen, según Arendt, no era fácilmente clasificable. Lo que ocurrió en el campo de concentración de Auschwitz no ha tenido ejemplos anteriores. La expresión, proveniente del imperialismo inglés, «asesinato en masa administrativo», se le ajusta mejor que «genocidio».

Para Arendt, Eichmann no era el «monstruo», el «pozo de maldad» que era considerado por la mayor parte de la prensa. Los actos de Eichmann no eran disculpables, ni él inocente, pero estos actos no fueron realizados porque Eichmann estuviese dotado de una inmensa capacidad para la crueldad, sino por ser un burócrata, un operario dentro de un sistema basado en los actos de exterminio. 

         "Fue como si en aquellos últimos minutos [Eichmann] resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes."

      "Lo más inquietante de Eichmann es que no era un monstruo, sino un ser humano", declaró en alguna entrevista Peter Malkin, el agente que detuvo a Eichmann.

Fuentes:
              -Arendt, Hannah. Encyclopædia Britannica. Ultimate Reference Suite. Chicago:
                Encyclopædia Britannica, 2011.
            - Wikipedia, ediciones española e inglesa

lunes, 2 de mayo de 2011

Edith Stein, una filósofa que acabó siendo carmelita

       Esta mujer resulta especialmente interesante, porque reúne muchas y asombrosas peculiaridades. En primer lugar fue una filósofa de primer nivel y adjunta a cátedra de Husserl, uno de los filósofos más importantes del siglo pasado, cuando no había mujeres enseñando en las universidades, ni siquiera en Alemania. Además era judía, se convirtió al cristianismo y se hizo monja carmelita. Murió en el campo de concentración de Auschwitz, pero no por judía, sino por monja. Además fue proclamada en 1998 santa por la Iglesia católica.
     Edith Stein nació en 1891 en Breslau, dentro de una familia judía practicante. En 1913 ingresa a la Universidad de Gotinga, donde estudió filosofía. Atraída por la fenomenología, se convirtió en discípula del célebre filósofo Edmund Husserl. Publica su tesis de doctorado Sobre el problema de la Empatía.
Dentro de esta primera etapa en su pensamiento filosófico debemos resaltar su obra Introducción a la Filosofía. En ella se descubren los principales problemas de la filosofía de la naturaleza: el movimiento, las nociones de tiempo y espacio o qué es un objeto material y físico. En diálogo con Kant y con Husserl, y contando con los conocimientos de las ciencias naturales Edith Stein establece una diferencia fundamental entre los problemas de la naturaleza y los problemas de la subjetividad.
 En Gotinga, se acerca por primera vez al cristianismo y al estallar la primera guerra mundial, en 1914, Edith siguió un curso de enfermería y sirvió como enfermera en un hospital austríaco. El hospital donde servía fue cerrado en 1916, y Edith reanudó sus estudios filosóficos con Husserl, y obtiene el doctorado en Friburgo. Fue la primera y única mujer en doctorarse en Filosofía, en 1917, con Edmund Husserl, uno de los más eminentes filósofos del s. XX. Desde entonces fue su adjunta de cátedra, situación insólita para la Universidad de la época.
     Varios de los filósofos discípulos de Husserl se convierten al cristianismo. En 1921, de visita en la casa de Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl, en Bergzabern y lee la autobiografía de Santa Teresa de Ávila. Según la propia Edith esta obra fue determinante para su conversión definitiva al cristianismo. En enero de 1922, Edith fue bautizada, y el 2 de febrero del mismo año, recibió la confirmación.
       A partir de su conversión al Cristianismo inicia una nueva etapa en su pensamiento filosófico. Se dedicará al intenso estudio de las obras de Santo Tomás de Aquino y de Duns Escoto. Sin negar su primera etapa como fenomenóloga estrictamente husserliana.
       Es destacable su ecumenismo, ya que hasta que entra al Carmelo sigue acompañando a su madre a la sinagoga, todos los sábados, y va a la misa católica todos los domingos. Su madrina de bautismo católico fue Eduvigis Conrad-Martius, que era protestante.
       En 1933, después de dar cursos y conferencias sobre el tema de la mujer y la pedagogía, ingresa al Convento de las Carmelitas Descalzas de Colonia, donde toma el hábito de dicha orden, con el nombre de Sor Teresa Benedicta de La Cruz. El 31 de diciembre de 1938 es enviada al Carmelo de Echt (Holanda), donde parece estar fuera de peligro por no ser conocida de la población ni de los ocupantes alemanes.Sin embargo, como represalia por la pastoral de los obispos holandeses contra la deportación de judíos practicada por los nazis, es arrestada el día 2 de agosto de 1939 por la Gestapo junto a su hermana Rosa (también convertida al catolicismo), y llevada con otros religiosos y religiosas al campo de concentración de Amersfoort, dos días más tarde al de Westerboork (Holanda). Es enviada al campo de exterminio nazi de Auschwitz donde morirá en las cámaras de gas.
        Hoy para los católicos es Santa Teresa Benedicta de la Cruz, pues fue canonizada por Juan Pablo II el 11 de Octubre de 1998, como mártir de la fe cristiana.