Don't talk, if you can read; don't read if you can write; don't write if you can think. HANNA ARENDT, Diario filosófico

martes, 21 de julio de 2009

Razones antirracistas y sentimientos racistas (I)

Cuando damos importancia a los sentimientos sobre la razón solemos olvidar que no sólo hay sentimientos constructivos sino que, además, hay muchos sentimientos destructivos. Olvidamos que movimientos políticos tenebrosos, como el nazismo, siempre alardearon de irracionales, despreciaron notoriamente la razón y situaron sobre ella la voluntad o la pasión. Incluso utilizaron para ello pensamientos irracionalistas como el de Nietzsche, cuyo objetivo era muy distinto al de los nazis, pero que se confundió retóricamente con esa absurda amalgama de consignas tortuosas y patéticas del Mein Kampf. Lo racional parece que pocas veces está de moda: es como si el hombre se cansara pronto de la razón y necesitara «subidones» sentimentales.

Una las irracionalidades con efectos más macabros ha sido siempre el racismo en sus variadas formas (incluso podríamos decir que hay un racismo que se apoya en el concepto de clase, ese que hace que ciertos grupos sociales miren por encima del hombro a otros grupos, aunque sean de su misma «raza») . Por eso conviene de vez en cuando recordar que un racista, además de mala persona, es un cretino, un ignorante, que por algún motivo se cree más importante, mejor, más guapo, más listo o que tiene más derecho a la vida que los miembros de un determinado colectivo.

La clave, para descubrir un racista (o para descubrir ese sentimiento racista que nos sorprende alguna vez) es esta: que el racista se considera mejor que todo un grupo, así sin más. No es que se considere mejor que algunos judíos o que algunas mujeres o que algunos homosexuales, sino que se considera mejor que todos los judíos, que todas las mujeres o que todos los homosexuales por el hecho de que sean judíos, mujeres u homosexuales. Porque cada uno nos podemos considerar mejores que determinados individuos. Yo, humildemente, me considero ligeramente mejor que un tal de Juana Chaos, por poner un caso, porque que yo sepa aún no he matado a nadie y ese individuo fue condenado por 25 asesinatos, pero no me considero mejor que todo el grupo social o cultural del que se supone que es el tal sujeto (si es que este tipo de sujetos pertenecen a algo humano todavía). Del mismo modo, yo no soy responsable (ni la mayoría de la gente) de la muerte de millones de personas en campos de concentración, pero sí Himmler. No parece ser difícil considerarse mejor persona que él o que Ben Laden o que Pol Pot y así sucesivamente. Esto es lo que a veces se confunde: saberse mejor que ciertos sujetos es algo necesario para saber por dónde vamos, moralmente hablando. Otra cosa, muy distinta, es creerse mejor que todo un grupo étnico, cultural, ideológico, sexual... por el hecho de no pertenecer a él.

He dado una vuelta por algunos textos de donde he podido extraer algunos argumentos, es decir «razones» que se pueden esgrimir cuando algún desinformado intente defender algún tipo de superioridad sobre un grupo. He procurado no entrar en lo filosófico y quedarme en lo biológico, centrándome en lo que se llamó darwinismo social que, por cierto, Darwin nunca defendió. Simplemente, algunos trasladaron a la sociedad humana los principios darwinistas, liando injustifiadamente el asunto.

Pero eso será en la próxima entrega, que los calores estivales ni dejan concetrarse mucho tiempo para escribir, ni tampoco para leer.


+ info en SOS Racismo

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