Por Laura Rodríguez 2º BACH A
Independientemente de la religión de la que seamos, todos deberíamos tener unos derechos y unas obligaciones morales. Eso es lo que promulga el cristianismo: ser solidarios, humildes, humanos…
Sin embargo, ¿qué hay de las guerras? Hemos llegado a realizar matanzas como la ocurrida en la Segunda Guerra Mundial. E incluso hoy permanecemos impasibles al ver en el telediario como mueren personas durante los conflictos bélicos actuales. No sé si será que vemos normal que los pueblos se maten mutuamente sin ninguna razón más que el egoísmo o la avaricia.
En el Juicio de las Naciones están recogidas estas palabras de Cristo:
- Tuve hambre y me disteis de comer.
- Tuve sed y me disteis de beber.
- Fui forastero y me recibisteis.
Es exactamente lo contrario a lo que hacemos: vamos hasta sus territorios, nos imponemos y nos hacemos con su control. Explotamos su riqueza tanto como a ellos y en cuanto deja de tener ese lugar esa particularidad que tanto había atraído nuestra atención los abandonamos a su suerte. Los dejamos en una situación insostenible en la que nadie querría estar (por ejemplo en Ruanda). Y ahora, cuando vienen a nuestros países intentando huir de dicha realidad, les cerramos las puertas.
Por último, habría que mencionar el hecho de que la mayoría de la población está deseando comprar objetos de última generación e inútiles y, sin embargo, rehúye al ofrecerle la posibilidad de apadrinar a un niño o donar dinero a alguna ONG.
Esta es nuestra sociedad, contraria en sus acciones a las teorías cristianas.
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