Don't talk, if you can read; don't read if you can write; don't write if you can think. HANNA ARENDT, Diario filosófico

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El hombre que solo veía humanidad

    Leyendo el último libro de Paul Preston, El holocausto español, he encontrado la referencia a este anarquista andaluz que representa lo mejor de la condición humana. Aquí os dejo un resumen de una nota biográfica de Rojo y Azul, un blog sobre la Guerra Civil.
      Conocido como el "Ángel Rojo" por su actuación como Delegado General de Prisiones durante la Guerra Civil, Melchor Rodríguez también fue calderero, carrocero, ebanista, novillero cobrador de seguros y, efímeramente, alcalde de Madrid.     
     Hacia 1920 se afilia a la CNT, sección de automóviles del ramo de la madera de Sevilla. En 1927 será uno de los primeros en adherirse a la FAI, desarrollando una actividad muy intensa en los años previos a la Guerra Civil. También pasará multitud de veces por las cárceles monárquicas y republicanas, pero nunca por delitos violentos.
      Al estallar la Guerra Civil, los anarquistas colaboran con el gobierno en la sofocación de la sublevación y se organizan el milicias. Más tarde, el 10 de noviembre de 1936 es nombrado delegado especial de prisiones de Madrid y, fiel a sus ideas -"Se puede morir por las ideas, pero no matar por ellas"-, intenta acabar con las sacas (fusilamientos de presos) pero las interferencias y amenazas que recibe le hacen dimitir del cargo el día 14.
     No obstante, regresa de nuevo al cago el 4 de diciembre aunque, esta vez, con poderes plenipotenciarios otorgados por el Ministro de Justicia Joan García Oliver, también contrario a las sacas. Sólo en estas condiciones consigue acabar con la matanza de Paracuellos del Jarama y el resto de sacas. Para ello, la primera medida que toma es la de prohibir los traslados de presos entre las 7 de la tarde y las 7 de la mañana sin su expresa autorización y restituye la autoridad de los directores y funcionarios de prisiones encargados de la custodia de los 11.000 presos políticos.
     Paralelamente extendió avales y salvoconductos a personas en peligro y se incautó del palacio del marqués de Viana para cobijar a perseguidos políticos. Una vez acabada la guerra su propietario, manifestaría que "no falta ni una cucharilla". También recorrerá los pueblos próximos para evitar fusilamientos sumarios, a menudo en el último momento y denunciará la existencia de checas como las que José Cazorla, consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, mantenía en poder de los comunistas.
    El día 8 de diciembre de 1936 una multitud iracunda por los bombardeos nacionales intenta asaltar la prisión de Alcalá de Henares para matar a los presos derechistas (sólo unos días antes la muchedumbre había matado a 319 de los 320 presos de la cárcel de Guadalajara) y a ellos se le unen algunos milicianos e incluso parte de los vigilantes de la cárcel. No obstante, tras más de siete tensas horas de conversaciones, amenazas, insultos y empujones, la multitud se disuelve y sin disparar un tiro logra salvar a los 1.532 presos, a los que había dado orden de armar si era necesario para evitar la saca.
      Entre ellos destacan personalidades tan significadas de la dictatura que está por venir como  Agustín Muñoz Grandes, Raimundo Fernández Cuesta, Martín Artajo, Peña Boeuf, Serraño Suñer, Rafael Sánchez Mazas, el general Valentín Gallarza y otros como los hermanos Luca de Tena o Boby Deglané. Serán ellos los que le apoden como "El ángel rojo".
     En marzo de 1937 es destituido por los comunistas y nombrado Delegado de cementerios, trabajo que desempeña con la dedicación que presta a todo lo que hace. Posteriormente es nombrado concejal del Ayuntamiento de Madrid en representación de la FAI. En esa situación, el 28 de marzo de 1939, al ser el último concejal en la capital y haberse negado a abandonarla, entrega la ciudad a las tropas nacionales, que le arrestan.
    Juzgado y condenado tan sólo a seis años y un día de cárcel, el testimonio favorable de muchos a los que había salvado la vida influyó en la benevolencia de una condena de la que cumpliría algo más de un año y medio. Una vez liberado, reinicia sus actividades clandestinas y las compagina con un trabajo como vendedor de seguros, trabajo en el que se jubilará. Más de una vez rechazará ayudas económicas de la gente a la que había salvado la vida y que tanta falta le habrían hecho.
Finalmente, el 14 de febrero de 1972 moría en Madrid tras un corto ingreso en el hospital. Se había desmayado y golpeado en la cabeza al caer.
   En su funeral se congregaron gentes de muy diferente ralea, desde anarquistas en la clandestinidad hasta ministros franquistas. Durante el mismo, Martín-Artajo, ministro de Asuntos Exteriores, reza un padrenuestro colectivo frente al féretro con la cruz y a continuación Ricardo Horcajada, militante anarquista, despliega una bandera rojinegra sobre el ataud para que acto seguido los demás asistentes anarquistas entonen "A las barricadas", sin que se produzca ningún altercado o detención.
     Según el hijo de Martín-Artajo, éste vistió una corbata rojinegra durante el funeral del que fue su amigo en virtud a un pacto realizado en el hospital: "Vale, ya que te empeñas, yo beso ese trozo de madera (una cruz), pero tú te comprometes a ponerte una corbata anarquista".

jueves, 22 de diciembre de 2011

Las matemáticas y la belleza

    Con permiso de mi buen amigo y colaborador matemático en este blog, el profesor Antonio Álvarez, me introduzco en el arduo y hermoso mundo de las matemáticas para enlazaros a un documental emitido por TVE sobre su relación con la belleza. Aprovecho, por otro lado, para recordar algunas ideas clave que hemos comentado durante el trimestre relacionadas con este asunto.

     Como ya sabéis por los contenidos de las clases (en primer curso sobre todo con relación al origen de la ciencia moderna, en segundo con relación a la filosofía antigua) tanto la filosofía como la ciencia tienen una estrechísima cercanía con las matemáticas. No sólo la escuela pitagórica y Platón nos hablan de esta relación, unas veces para explicar cómo está formado el mundo en el caso de los pitagóricos y otras como camino hacia el mundo de las Ideas platónico, que requiere de la matemática como método indispensable para el ascenso dialéctico. Las matemáticas, según el ateniense, no son la belleza, pero son el camino inexorable hacia ella.

      En los orígenes de la ciencia moderna vimos ya las dos claves sobre las que construye Galileo su método: la importancia del experimento y la idea pitagórica de que “el mundo está escrito en caracteres matemáticos”. En una línea similar, dos grandes filósofos y matemáticos de la edad moderna, Descartes y Leibniz, sitúan la matemática y su método como centro del conocimiento seguro y, a la vez, como guía absoluta de la filosofía. Incluso el gran filósofo ilustrado, Kant, sin llegar a la importancia matemática de los dos racionalistas, es también un competente matemático, y encuentra muchos motivos de reflexión en ellas para elaborar su teoría del conocimiento.

       Este documental que enlazamos aquí nos habla, sin embargo, de otra relación fundamental. Las matemáticas no se reducen sólo a auxiliares del conocimiento o del pensamiento especulativo, sino que forman parte esencial del sentimiento estético:

       La propia belleza se puede formular con un número: el número Phi, que se encuentra tanto en el arte como en la naturaleza. Muchas de las cosas bellas que nos rodean contienen este número, el 1,61803…. Leonardo da Vinci lo usó, por ejemplo, para dibujar la cara de su modelo más famosa, La Gioconda. También otros como Durero o Piero della Francesca lo tuvieron presente. De hecho en el Renacimiento, hubo grandes encuentros entre arte y matemáticas. El arquitecto Brunelleschi inventó la perspectiva en esta época y, por fin, fue posible dotar de realismo espacial las escenas que se pintaban. Pero la relación entre ambas doctrinas no acabó aquí. Velázquez fue un gran amante de las matemáticas y un cuadro tan complicado como Las Meninas no hubiera existido sin ellas. Las vanguardias artísticas europeas también se interesaron por la ciencia de los números. Artistas como Dalí, Mondrian o Picasso tuvieron en cuenta las matemáticas.
De todo ello hablamos con cinco matemáticos: Antonio J. Duran, de la Universidad de Granada, Sebastián Xambó, de la UPC, Fernando Corbalán, recientemente distinguido con el premio José María Savirón de divulgación científica, Francisco Martín Casalderrey, profesor en el IES Juan Cierva y Capi Corrales de la UPM.

      Por supuesto, la música no se queda al margen de esa relación, como ya descubrieron tempranamente los pitagóricos. Lo que percibe nuestro oído cuando escuchamos música es, ante todo, relación matemática. La belleza artística, tanto visual como auditiva, es posible por las proporciones matemáticas. Este documental explora todas estas cuestiones.




sábado, 10 de diciembre de 2011

Los nuevos sacerdotes

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   La Antropología Cultural, que es una ciencia social próxima a la Sociología, aporta ideas interesantes a partir de perspectivas que dan mucho juego para pensar. De esto que digo es una muestra un texto que pertenece a Juan Aranzadi, un antropólogo español.
      Aranzadi parte de la distinción del antropólogo Dan Sperber sobre lo que significan respectivamente creer y saber. Decir “yo sé” significa que comprendo plenamente el significado de lo que sé, lo que quiere decir que puedo ver su consistencia lógica y su adecuación empírica. Mientras que decir “yo creo” significa que lo que afirmo lo afirmo pese a no comprender plenamente su significado, o sea, que no soy capaz de evaluar lógica ni empíricamente el contenido de lo que afirmo.
Pues bien, Aranzadi escribe que para la mayor parte de nosotros, miembros de las sociedades “modernas”, la mayoría de las proposiciones científicas no son objeto de saber sino de creencia:

      “Creemos lo que educadores y divulgadores nos dicen que dicen y saben los científicos aunque nosotros mismos no lo sepamos, es decir, confiamos en que los científicos saben lo que dicen saber, lo que nuestros educadores y científicos nos dicen que saben. Casi todos nosotros creemos, por ejemplo, que las proposiciones científicas de los biólogos y los médicos acerca de los procesos de procreación y de herencia genética son verdaderas y tienen fundamento empírico, base experimental, pese a que ni comprendemos bien el significado de esas proposiciones ni somos capaces de evaluarlas lógicamente ni hemos tenido ocasión de constatarlas empíricamente. Es decir, la mayoría de nosotros no podemos decir que sabemos que la procreación humana se produce mediante la fecundación de un óvulo por un espermatozoide o que los hijos heredan una mitad de sus genes de cada uno de sus progenitores: en realidad, no lo sabemos, sino que lo creemos porque confiamos en los biólogos y médicos, en los educadores y divulgadores, en las instituciones científicas, sanitarias y educativas de nuestra sociedad, de modo similar a como los europeos medievales confiaban en el clero y en la Iglesia o los “primitivos” en los antepasado.
      Así que nosotros nos creíamos a salvo de las creencias (también de los mitos), pero resulta que visto de esta manera no somos tan diferentes a la gente de la Edad Media o a los llamados salvajes o primitivos (hoy llamados miembros de sociedades de cazadores-recolectores) y no dejamos de ser una masa de creyentes de esa nueva religión, cuyos sacerdotes serían los científicos, divulgadores y profesores. ¿No resultaría fácil hoy en día que nos “vendan la moto” en la medida en que nos creemos seres muy racionales y, por supuesto, “a salvo de esas tonterías de las religiones o de las supersticiones, etc”? Por favor, no dudéis en comentar esta idea, si queréis...

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Marcel Mauss y el problema del don

    Marcel Mauss (1872-1950) fue un científico social cuya importancia destaca en la Antropología Cultural, sobre todo en lo relativo a un hecho humano fundamental: el don, en el sentido de la acción de regalar a otros bienes o servicios. Su Ensayo sobre el don. Forma y razón del intercambio en las sociedades arcaicas, publicado en 1925, es todo un hito de la Antropología económica porque afirma que la primera forma en la que el hombre se relacionó económicamente no fue ni el trueque ni, por supuesto, el dinero, sino que los primeros actos económicos fueron regalos.

    Estos regalos provocaban una deuda en aquellos que los recibían, que no se satisfacía inmediatamente, sino que se aplazaba. Este fenómeno lo estudió en culturas actuales y también extintas. Devolver un regalo genera nuevamente una deuda formando una especie de círculo en el que al final todos los segmentos sociales estarían en cada momento debiendo o entregando dones. Es decir, los dones y las devoluciones darían lugar a un conjunto de relaciones que serían la base sobre la que la sociedad se asienta. Este hecho lo estudió en culturas de indios del noroeste de Estados Unidos y en sociedades polinesias, pero también comprobó su existencia en sociedades extintas, como la antigua Roma.
      Pero lo más interesante y lo que quizá haga tan atrayente el ensayo posiblemente sea que se atreve a contrastar nuestra sociedad actual con estas sociedades para intentar evaluar nuestro mundo.
        Afirma que nuestra sociedad capitalista, especialmente desde el progresivo desarrollo del dinero y del mercado, ha generado unas relaciones humanas que olvidan este aspecto de nuestra naturaleza: el deseo de dar y de sentirse obligado a devolver lo que uno recibe, lo que ha provocado disfunciones notables en nuestra sociedad. De hecho se puede decir que hoy quien está excluido de la economía está excluido de la sociedad. Eso lo evitaron con éxito sociedades llamadas arcaicas a través de la obligacion de donar bajo motivaciones diversas que impusieron culturalmente a la clase más poderosa económicamente hablando.
     La estructura altamente racionalizada de nuestros intercambios económicos, en los que desaparece cualquier obligación posterior a la transacción económica, parece que no acaba de satisfacer nuestra necesidades de cohesión social y nos va llevando, según Mauss, a la necesidad de generar formas que compensen esa deshumanización. Teniendo en cuenta de que hablamos de 1925 resulta ser casi profético: en esta época se van a ir poniendo las bases en algunos países de lo que luego será la seguridad social y todo el conjunto de prestaciones y seguros avalados por el Estado que, tal como Mauss lo ve, son el resultado de entender que al trabajador no se le retribuye simplemente a través de un salario, sino que la sociedad, representada por el Estado, se siente en deuda con ellos más allá de el mero pago de un salario.
      Si vamos más lejos de las afirmaciones de Mauss es muy interesante comprobar el auge tan fuerte que tiene el voluntariado, cientos de miles de personas que consideran como muy gratificante regalar tiempo y ayuda a otras personas que se consideran retribuidas por la satisfacción del mero acto de dar. También lo es la fuerte presión y consecuente toma de conciencia de muchas empresas de lo que se ha dado en llamar la “responsabilidad social”, que actúa cada vez más como un valor añadido. No parece bastarnos a los consumidores comprar algo "bueno, bonito y barato", sino que además muchos queremos garantías de que ese producto no se ha obtenido injustamente, ni haya dañado a nadie. Las fundaciones de estas empresas ya son, desde hace tiempo, reclamo publicitario.
      En estos tiempos de crisis económica parece renovarse este interés por el trabajo de Mauss: cuando las prestaciones sociales se están poniendo al límite para solucionar los problemas de solvencia que tenemos en Europa. Y también cuando hoy aparece en todos los noticiarios que el valor de lo que los españoles hacemos sin remuneración alcanza el equivalente al 53% del PIB (unos 500.000 millones de euros) que en su mayoría damos a otros: a los hijos, a los hermanos, los mayores, los vecinos o los amigos.
     ¿Tendrá razón el viejo Mauss al afirmar que esto forma parte fundamental de nuestra naturaleza? ¿Será verdad que por mucho que lo intentamos no somos capaces (afortunadamente) de vivir en una sociedad que se reduzca a mercado, en la que todo esté en venta y todo tenga su precio? ¿No es precisamente lo que más admiramos y queremos aquello que no se puede comprar ni vender, sino aquello que regalamos o por lo que estamos eternamente agradecidos?
    Y enlazando con otra entrada que publicamos hace algunos días, ¿no será ese el origen del mito de las tres Gracias

Las características del fenómeno religioso

(Reedición)
   A partir de la lectura del texto de Carl Sagan que aparecía en las actividades de 2º de Bachillerato, algunos reclamábais aclaración para algunas de las preguntas, sobre todo en aquella que solicita la diferencia entre mito, pseudociencia y religión. La diferenciación de lo religioso es una tarea más difícil de lo que parece, por lo que he recurrido a un especialista, Martín Velasco, quizá el fenómenólogo de la religión más importante de nuestro país, para aclarar qué debería ser considerado religioso frente a lo que no lo es estríctamente hablando.   




       El ORIGEN del hecho religioso es "el reconocimiento por el hombre de una realidad suprema que confiere su sentido último a la propia existencia, al conjunto de la realidad y al curso de la historia".
      No se puede confundir, en este sentido, la religión con: las ideologías, o con una mera teoría sobre la realidad (metafísica), o con una teoría sobre el hombre (antropología filosófica), ni un sentimiento, ni una emoción, ni una acción ética, ni una mera institución social. Es decir, el hecho religioso puede producir todas estas cosas, pero no se puede reducir a una de ellas.

       El NÚCLEO esencial de todo hecho religioso es la actitud de reconocimiento de una realidad suprema, es decir, el reconocimiento del Misterio. Este misterio puede ser un conjunto de poderes sobrenaturales, o una figura personal o varias, o puede ser un estado al que el individuo aspira. Pero lo esencial es que tome la forma que sea, es siempre realidad suprema.  
       - Es RECONOCIMIENTO, aceptación, sometimiento, entrega a una realidad cuya presencia se impone, llevando ese reconocimiento a la gratitud que se expresa en invocación o alabanza.
      - Es PERSONAL, es decir, se realiza a través de todas las dimensiones de la persona.
      - Es TRANSCENDENTE, por lo que el sujeto sólo puede conocerla a través de mediaciones naturales. Es decir, la realidad suprema se manifiesta a través de formas naturales donde el individuo reconoce esa realidad suprema.
      Por tanto, el ejercicio de la religión comporta un conjunto de expresiones de todo tipo: racional, emotivo, institucional y un conjunto de realidades hierofánicas (manifestaciones de la realidad suprema) que juntos constituyen el cuerpo sacral expresivo que caracteriza a cada una de las religiones concretas.
No es, sin embargo, simple conocimiento de una realidad más o menos elevada frente al hombre o la mera aspiración al bien moral.
FUNCIÓN E INTENCIÓN.
      La realidad suprema se entiende como realidad que salva, es decir, que da sentido. Pero como hay otras cosas que dan sentido, hay que aclarar que se trata de sentido religioso sólo cuando se prensenta como realidad última total, es decir, cuando ofrece la respuesta última del hombre y a todo su contexto vital.
      En definitiva, es una adoración del Misterio último de la existencia y una entrega confiada a ese misterio. 

Reflexión del que ha resumido: a la luz de estas precisiones bien pudiera ser que muchos "creyentes" pudieran llegar a la conclusión de que en realidad no tienen creencias religiosas o bien que el que piensa que es no creyente resultara ser religioso. 

Todos estos datos se han extraído de la obra de Juan Martín Velasco, Filosofía de la religión, en la que el autor adopta una postura de indagación del fenómeno religioso en general, desde el punto de vista filosófico, no desde la creencia.

domingo, 4 de diciembre de 2011

De los dioses moches a los actuales


Por Leire Durán y Ana Marín 2º BACH A


    Decidimos enfocar el trabajo haciendo una comparación entre una cultura precolombina y nuestra cultura.

   Empezamos describiendo la cultura precolombina, del siglo I d.C, llamada Cultura Moche; su sociedad es agresiva y violenta, con rituales, sacrificios y guerras de albanza. Después avanzamos veinte siglos, analizamos nuestra sociedad, en la que a pesar de la gran evolución en los aspectos tecnológicos, científicos, etc. siguen las guerras, aparecen las bombas...

   Entonces nos preguntamos, ¿ durante estos dos mil años, de verdad hemos evolucionado todo lo que pensamos? ¿ Que hemos ganado, si hemos pasado del sacrificio por ritual, al hecho de apretar un botón y matar a cientos de personas inocentes? ¿ Qué sociedad estamos creando, si cuando vemos en la tele imágenes de guerras, heridos, pobreza, ya ni siquiera nos sobrecogemos?

   Con un poco de optimismo vemos que hemos acogido nuevos valores con el paso del tiempo, y esperamos que los valores que hemos perdido los recuperemos poco a poco, para conseguir un mundo mas humano.